Anotación hecha durante una noche muy corta

Mi gata enfermó por varias semanas de algo que nunca supe bien qué era. La amoxicilina funcionó por fortuna. Mi gata subió a mis muslos una noche en que decidí sentarme a escribir erráticamente (si se puede usar esa palabra) y ronroneó hasta quedarse dormida. Todo texto también es una ficción. (Anotación sobre Žižek: Cuando las cosas están borrosas, cuando no conseguimos distinguirlas, la fantasía proporciona una respuesta fácil). Estaba desesperado. Desconecté la computadora esperando que se fundiera en una de esas. Me dolía la cabeza. A veces me da miedo pensar en la jaqueca. De niño mis miedos se nutrían de los libros de parasitología clínica y otros cuentos de terror que mi padre mantenía en su biblioteca (anotación entre líneas: guardar celosamente los libros de medicina de mi padre). Recuerdo los esquemas de parásitos como el de la taenia solium que se enquista en la cabeza y se «come» el cerebro hasta dejar a su huésped inútil, condenado a una muerte triste, quizá de las más tristes porque combina el dolor físico con la pérdida de la razón. La neurocisticercosis es algo así como un alzheimer que te pudre además de robarte la mente. Quizá Guatemala padece de algo similar, ojalá encontremos una cura pronto. (Anotación: a las tenias no hay que tenerles piedad, ellas jamás le tienen piedad a uno).

Marco comenta que lo de la manifestación está bien. Concuerdo con él. Sin embargo, manifestar es como arrancar las hojas secas de un gran árbol enfermo, en realidad hay un organismo contaminado que no será fácil curar solo con manifestaciones y gente indignada; el pueblo pide esto, es una forma de liberarse, pero ahí termina. Sin propuestas concretas y acciones políticas, no en el sentido partidista o de plataforma electoral, sino de las que sí promueven reformas en salud, educación, economía y otros temas no pasará nada más. Claro, el razonamiento de Marco es correcto. Žižek, me dice, hace que me desencante un poco de todo esto. (Anotación: además de ver los documentales de Žižek, también leer a conciencia sus libros). Por algo se empieza, le respondo. Además, estoy ilusionado con la idea de que éste precedente pueda generar algún tipo de cambio en mis contemporáneos y en mí mismo. Algo despierta en la gente, algo se mueve en los corazones, se erosiona en el inconsciente, me gusta pensar en eso, por favor no me terminés de echar por tierra la fe que recién me brota por las lluvias de mayo. Yo sé que hay gente a quien no le importa un comino el país, la manifestación, el futuro, pero nunca antes habíamos sido tantos los manifestantes, nunca antes había escuchado La Luna de Xelajú, el Himno o las consignas en contra de la corrupción entonadas a una voz por miles. Leo un texto en el periódico: «Más de 60 mil personas en la marcha pacífica, más de 5.9 millones de personas hablando del tema y más de 19 millones de impresiones sobre la marcha, Guatemala hace historia.» (Anotación en letras grandes: Que nos roben la paz, la libertad o nos violenten es algo que no debemos permitir, es algo que no se debe repetir en este país).

Hay una diferencia enorme entre quedarse callado y salir a gritar, ese hecho, por simple que parezca, tiene un peso tremendo y por eso lo hacemos. Esto es un poco como amanecer en medio del Ensayo sobre la lucidez mientras la primavera avanza. Ninguno de nosotros, hablo de los jóvenes de mi generación, puede jactarse de «hacer país», nos queda aún muy lejos afirmar que hemos construido algo que en realidad valga para Guatemala. En mi caso apenas estoy tomando conciencia de lo que me rodea, pero de un modo muy particular y por lo menos para la gente que queremos, sí estamos escribiendo historia y repercutiendo en sus vidas. Todo esto tiene significado para nosotros y eso es razón suficiente para no dejar de hacer lo que creemos que está bien y es necesario. Estoy convencido de que el movimiento ciudadano debe continuar, crecer, madurar. Urge un país y un pueblo que se levante de las cenizas, por nosotros, por nuestros padres, por los que vendrán. De verdad, cómo se agradece un mayo en que florece la vida, que emociona, un mayo que es la prolongación de tantos sueños.

Publicado originalmente en
revista EsQuisses
Guatemala, C.A.

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