Random Sunday (esto será breve)

He tratado de escribir un poema dedicado a mi persona especial; pero todo se vuelve confuso, no esta nada claro en mi cabeza. Entonces, decido salir a caminar por la colonia. En el parquecito, veo las infaltables parejitas —cómo las envidio secretamente— niños parecidos a mí hace años, un hombre con el brazo roto —eso creo, pues lleva un fijador— fuma, medita, vaya triste solitario —lo dice otro triste solitario—.

Vagabundeo por las calles sucias de un día domingo, la ciudad parece tranquila, pero estos días la feria hace que todo mundo loquee; en el puente «Cuesta Blanca» me distraigo viendo el pasar del tráfico sobre y debajo de él. Un microbús se detiene, de él bajan el ayudante y el piloto, sacan a la fuerza un muchacho que tembloroso camina por la acera, apenas logra evadir los puñetazos y patadas del piloto, le gritan insultos y lanzan su morral por el puente donde varios autos más lo machacan. Otros curiosos (como yo) observan desde un pórtico cercano, los hombres suben al bus, el muchacho se retira avergonzado.

Vuelvo a mi casa con la cabeza fresca (un poco más fresca nada más), aún me persigue la paranoia, "DEBO revisar el facebook, necesito estar enterado de lo que escriben en las fotos y muro de mi persona especial". Vuelvo a recorrer una vez más el parquecito —muy en mis adentros repito: tal vez y sólo tal vez HOY, sea el día en que encuentre al amor de mi vida sentada en una banca— Como siempre, no pasa nada, las parejitas siguen ahí, algunas han cambiado de banca, otras, se han ido. El hombre solitario continúa fumando y meditando.

Al llegar a casa, me espera la más triste y desabrida celebración de cumpleaños, es mi padre el que esta detrás del mantel, cantamos, reímos a medias, comemos pastel y el domingo parece acabar.


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