Un texto raro y breve que usted no leerá
Siento que este mes anda loco. Paso de súper pegamento en el ojo derecho y lesiones en el mentón por ácido a estar sentado en un inmenso salón de CALUSAC donde, al lado de varios compatriotas (algunos de ellos deportados) me someto a una prueba para ingresar al programa de enseñanza del idioma inglés. Salgo de aquel sitio motivado, logré aprobar el examen y me dispongo a celebrarlo de una manera más o menos saludable, no sin antes escuchar los dramas que los compañeros cuentan sobre sus travesías de Guatemala hacia los Estados Unidos y viceversa. Al oír tantas vivencias uno hasta se siente chiquito. Chiquito porque estar sometido a la vida sedentaria te aisla de tantas cosas que suceden, mas no por ello se está exento de vivir alguna que otra aventura urbana. Con todo esto, la gente que ha atravesado un tercio del continente siempre tendrá buenas historias con que pasar el tiempo.
Dejando a un lado lo académico que, por estos días es mi prioridad, la vida me sonríe con los dientes algo mal lavados. Tengo riñas y rabietas casi a diario, todas ponen a prueba mi paciencia la cual, me jacto de tener bastante (para fortuna mía y de muchos otros).
El correcorre tan buen compañero que es ¿verdá usté? Me dice un tipo hablador en la fila del banco, asiento algo presuroso, de seguro mi expresión le pareció tan poco amigable que no volvió a hablarme. Pero qué más puedo hacer, mi cabeza está llena con un listado de qué haceres, trámites varios, compras y demás adornos del mes de enero. Qué va a hacer uno, es la vida del latino promedio, es la ciencia ficción guatemalteca y su género de mercados, es el vaivén diario, nada más que eso. De todos modos yo le hecho la culpa de mi cólera espontanea al calor de esta época.
Para mí que estos días de enero son de mirar para arriba, para delante y para todos lados; son de cargar la pólvora y disparar; son de andar sudando y repetir:
Este año será clave (y oír las hojas secas tronar bajo los pies),
este año será bueno (y cruzar una calle sin semáforo),
este año será grande (y salir un domingo a tomar fotos por ahí).
Esta semana me entró algo de romanticismo, ni sé por qué, pero acá una agradable canción para dedicarse a la niña luna de cada quién. ¡Salud!