Al final de la tarde del viernes
Cuando uno se da cuenta que hay bulla, lluvia y tórtolos enfrente y al lado; cuando uno se da cuenta de eso, es cuando se siente la incomodidad como la que yo pasé a eso de las 18:30 mientras me comía una hamburguesa en un restaurante de pollo muy conocido acá en Guatemala. Lo malo o lo peor de la experiencia fue el sabor a mierda (no exagero) que me dejó la comida en la boca; la carne estaba tiesa y la lechuga era para nada fresca. Me la tuve que comer, no me quedaba de otra, cuando uno tiene hambre el cuerpo exige y poco puede hacer la mente para impedirlo. Quizá pensarán, ¿por qué escogí comer una hamburguesa en ese preciso lugar? Simplemente se me antojó una y nunca había tenido una mala experiencia con la comida de allí, de hecho a me gusta y volveré a ir al restaurante, ojalá ya no con tan mala suerte como esta última vez que les he contado. Era sábado, y no me esperaba ninguna de las molestias que pasé, es decir, era mitad del fin se semana, tiempo de relax que, al menos yo, no paso a visitar desde hace rato (urgen las vacaciones), mas sin embargo, un sábado por la tarde siempre se pasa sin mayores inconvenientes.
Menuda tarde noche, carente de tanto aunque muy útil para darme cuenta de algunos algos.
Menuda tarde noche, carente de tanto aunque muy útil para darme cuenta de algunos algos.
Saben, (esto va para los que no viven en Quetzaltenango y para los que viven aquí pero son algo incrédulos); la inspiración en esta ciudad está por todos lados, admito que no siempre está a la vista, pero para quienes siempre hallan la tercer cara de las monedas, la inspiración toca la puerta tantas veces que hasta se hace fácil ignorarla. En ocasiones se comporta como una mujer caprichosa, hay que aprender a mimarla, darle gustos y estimularla para poder conseguir algo de feedback.
Otro algo, pienso que la pereza de la gente está muy relacionada con el clima. Dicho de un modo simple, el ambiente húmedo y tibio de la ciudad, recuerda instintivamente al interior del útero, donde uno prácticamente no hacía más que dormir.
Otro algo, pienso que la pereza de la gente está muy relacionada con el clima. Dicho de un modo simple, el ambiente húmedo y tibio de la ciudad, recuerda instintivamente al interior del útero, donde uno prácticamente no hacía más que dormir.
Y un último algo: confieso que, la soledad comienza a aburrirme, a pesar que soy una persona ermitaña, últimamente ando con el antojo de conseguirme una compañera (llámese novia o amigovia) para, por lo menos perder el tiempo las tardes de domingo, que se han vuelto igual de armoniosas que el desabrido ritmo del reggaetón.
Sinceramente planeaba lanzar al aire estos pensamientos-vivencias el martes o miércoles, pero ya ven, como nos escasea el tiempo a los ocupados (aunque suene a mentirota). Adelanto que, próximamente habrán más ilustraciones, esta vez con dedicatoria a petición de una amiga; queda aún pendiente el homenaje a Super Mario que tengo pospuesto desde hace meces, pero me he propuesto terminarlo antes del fin de éste año, hay un par de cuentos pendientes y varios poemitas haciendo cola para salir galopantes hacia vuestras pupilas narradoras mentales dell tour de las metáforas.
Me despido pues, con la promesa de que en la próxima entrada habrá algo de arte.
PS. Tengo un gato, aún sin nombre, nuevo miembro en la familia que me viene a caer como un hijo no planificado, sin embargo da algo de alegría y cosas semejantes.