Testirelato #1, migración horizontal.
Fuente de la foto: http://chamangt.wordpress.com/
No mija, como vas a pensar, no te vayas, allí solo a aprender mañas de ladinos vas a ir. Eso decía mi mamá, pero yo no le creía, pensaba que nada más decía eso por decirlo, tal saber que era verdad, nunca me hubiera venido a la ciudad. Aunque no solo fue por gusto que ahora vivo aquí, fue más porque si no me venía me iban a matar. Cuando me fui de mi comunidad tenía unos mis trece añitos, desde entonces trabajo en la capital.
Yo tuve que salir huyendo de mi aldea porque de niña me recuerdo que el ejército llegó a matarlos a todos allí con nosotros, yo me recuerdo que corrimos a escondernos al monte, fuimos con unos mis hermanos y unos mis primos; fue mi primo mayor, uno que ya era patojo grande quien nos guió y nos cuido por esos días. Estuvimos metidos en la montaña por varios días, comiendo raíces, hojas, cualquier cosa casi, porque las tripas lo exigían. En esos días lo más chiquitos de mis hermanos y mis primos no aguantaron, se enfermaron, vomitaban lombrices, les salían por la boca, la nariz, por detrás y por delante, pobrecitos, me dolía verlos morir por los parásitos. Después, cuando pensamos que ya era más seguro regresar bajamos de la montaña, pero ya no había nada en la aldea, todo quemado, todo muerto; la milpa, las casas eran puro negro. Hedía mucho el lugar por los muertos que estaban ahí, recuerdo que encontramos a mis papás, pobres mis papás hinchados estaban ahí por tanto sol.
Tristes, tristes, estábamos por nuestra gente, pero mi primo nos decía que no lloráramos, que mejor hiciéramos hoyos para medio enterrar a nuestra gente. Así hicimos y luego nos vinimos para la capital a trabajar, ya no nos podíamos quedar allí, sino también los kaibiles nos podían agarrar y nos iban a matar. Ya estando en la capital, fue difícil, tuvimos que luchar mucho para conseguir una covachita, luego poco a poco cada quien agarró su camino, supe hace un tiempo que a mi primo el grande lo mataron causa de los ladrones, que por acá hay muchos. Es triste todo esto, triste la vida de la gente en este país. Ahora estoy sola, acá trabajo en la capital, mi oficio es tortillera y… ya no sé más es todo lo que tengo que contarle señor. Nada más.