Atardecer número veinte
Arquitectura Surrealista por: Salvador Dalí - Fuente de la foto: http://red.elaleph.com/cronoscopio
Una de esas tardes
de aire especial
misterioso y gélido
Aire lleno de recuerdos
de “esos” mis recuerdos
grabados tenues
en laminitas de platino
que se borran poco a poquito
al son de un reloj imaginado
—Ahora viene el día veinte, y pasado ese día, el resto del año suele irse más rápido.
—Como corre el tiempo en estos días, se huye como codeando el nuevo año que navega inalcanzable para los meses anteriores…
Algo existencial
—Quizás sea la luz... la tarde, el crepúsculo que baila entre nuestras vistas, que se salta las pareditas de carne de nuestros ojos. Paredes que se desploman para dejar pasar a la inspiración y su largo vestido de color fantasma.
—Veo nubes que no son mías, un cielo que no me corresponde; con mis ojos que no son míos, el cerebro que no me pertenece; genero algo: [Química] no sé… igual, nada es mío... solo me digno a usar todo esto.
Hay ruidos
pájaros
alguna fuente de agua que deja caer un hilo
carros, camiones, gente
animales que se escabullen
Se puede oír acá
bocinas
y el propio sonido del aire
pasadero...
Todo ese fiambre de retumbos
especies de transportadores
hacia esas dimensiones
que visitamos fugazmente
—Como hablan los que nos acompañan a esta hora.
—Miles de millones de motores nucleares en el cielo... creándose y destruyéndose… concentraciones de nubes, un haz de luz blanco, luego el cielo es de un celeste muy claro; luego se oscurece un poco… y hay finalmente unas nubes blancas y otras grises en la parte más alta del limbo.
Pero fue un lunes
de verano;
no un lunes otoñal
como el de hoy
En esa ocasión
la tarde era brillante
radiante
amarilla
y calurosa
—Testigos del coloquio, botones y diodos luminiscentes, canales entre nuestras mentes en perenne revolución.
Agoniza...
el día
—De tarde paliducha a noche oscura… hay algo misterioso en este momento, en este diálogo, siento que he tocado el tuétano del ensueño atardecer.