Ser ateo no te hace mejor persona

Siempre lamentaré no haber guardado alguno de los sermones que antes escuchaba en la radio. Sí, hubo una época en la que yo escuchaba radio evangélica para ser exactos. Mi madre sintonizaba todas las noches los sermones que transmitían por la frecuencia FM de la corporación de radios Visión, cadena radial propiedad de la Iglesia El Shaddai, pastoreada en aquel entonces por Harold Caballeros quien hace algunos años hizo su debut en la política nacional. Primero como secretario general del partido VIVA (visión con valores); luego, como candidato a la presidencia de la República con el mismo partido y más tarde como Canciller y como Ministro de Relaciones Exteriores durante los primeros meses de la administración Pérez Molina; cargos a los que renunciaría al poco tiempo. Harold Caballeros recibió muchas críticas por parte de los cristianos evangélicos que consideraban su aventura al mundo político una herejía. Lo sé porque yo me encontraba, en cierto modo, a la mitad de ese asunto. Estudié un año en la escuela de líderes para convertirme en pastor de jóvenes en la Iglesia Bethania en Xela. Hacíamos campañas para evangelizar inconversos en Salcajá y tenía un grupo de oración los sábados.

Durante la primer década del siglo veintiuno, Harold Caballeros se dio a la tarea de cubrir todo el territorio de Guatemala con su cadena radial llevando el mensaje de salvación a una nación todavía convulsa, perdida y devastada. Debo admitir que a través de sus prédicas aprendí muchas cosas sobre la doctrina neopentecostal, un poco de derecho, filosofía, sociología. El tipo me pareció un orador brillante, de esos evangélicos a los cuales yo admiraba, así como a Dante Gebel y otro puñado más. Yo tenía 15 años, el internet no era tan común y todo lo que conocía era el cristocentrismo obligatorio. Harold fue una influencia fuerte durante mi adolescencia. Todas las noches escuchaba sus prédicas que, en aquella época, me parecían lúcidas, atinadas. Pasaron varios años para que yo fuera capaz de razonar y reflexionar sobre todo eso y finalmente decidiera separarme de la iglesia evangélica, la religión y me asumiera ateo. Hoy recordé una prédica que iba más o menos así:

… La razón por la que Guatemala es un país pobre es porque los habitantes originales de esta tierra eran todos unos paganos. Adoraban a otros dioses y no al dios verdadero. A esos habitantes no se les exterminó, como dios demanda. Así como los hebreos exterminaron a los pueblos idólatras que habitaban la tierra prometida, del mismo modo los colonos tenían que exterminar a la población pagana. Ejemplos de ello se pueden encontrar en países como Estados Unidos, Australia, en donde los colonizadores arrasaron con la población indígena limpiando el territorio. Es por eso que Estados Unidos es un país próspero. Argentina o Chile en el cono sur también son ejemplos de eso en alguna medida, países con poca o ninguna población indígena y que están mucho mejor que nosotros. Mientras que los países en donde la población indígena no fue erradicada, como Bolivia o Guatemala, están entre los más atrasados del continente. Ni hablar de Haití, en donde el paganismo fue importado de África en lugar de ser erradicado. Claro, ahora no se puede salir y erradicar a una población así nada más. Ahora nuestra misión es salir a ganar estas almas para cristo, es la única manera en la que Guatemala puede salir adelante. Hay que sanar la tierra…

Ser ateo no lo hace a uno mejor persona. Tampoco creer en alguna deidad. Respeto la fe de cada quien en cualquiera de sus formas. Considero que es la manera en que las personas comprenden o intentan comprender su entorno. No obstante, no puedo ser partícipe de una secta religiosa que promueva ideas como la que antes cité. Trabajar para un grupo religioso que cree en las masacres como formas de sanar la tierra y en un dios que demanda eso de sus fieles (1 Samuel 15:2-3) es algo con lo que no puedo estar de acuerdo y una de las razones por las que decidí asumirme ateo. Apoyo un estado laico que garantice las libertades de culto. Jamás estaré de acuerdo con un gobierno que obligue a los ciudadanos a creer en cierta deidad y que condene, discrimine o incluso asesine a los no creyentes.

Publicado originalmente en
revista EsQuisses
Guatemala, C.A.

Entradas populares