Hará falta una catástrofe
Hace algunos meses enormes grupos de personas se unían fervorosamente para exigir justicia en el país. El despertar de los guatemaltecos, del cual también participé porque uno de verdad se entusiasma con estos brotes de revolución, con estos primeros pasos para la construcción de un país más digno, más justo. Las multitudes se alegraron cuando se conoció la noticia de la renuncia de la vicepresidenta, luego la renuncia del presidente, luego los procesos penales a los que se les sometió, el caso la línea, las piezas clave. Hace poco el exsecretario de la exvicepresidenta reapareció. Los símbolos de la corrupción en el país han sido atrapados, una parte del mecanismo se develó. ¿Qué habrá más allá en las profundidades de este país? En el corazón de la corrupción, en el foco del estado fallido que queremos evitar. En esos espacios a donde la luz está condenada a no llegar nunca. ¿Qué nos provocará su continuidad dentro de algunos meses, años, décadas?
Las elecciones nos dejaron a muchos con un mal sabor de boca. ¿Dónde estaban los miles que salieron a las calles a exigir cambios? ¿Por qué eso no se reflejó en los votos? ¿Qué significa que un comediante y una ex primera dama sean los candidatos que pasaron a segunda vuelta? Sin duda fue una buena noticia que a Baldizón no le tocara. De otro modo habría sido fatal. Tampoco me parece que las opciones restantes sean las más idóneas. «Por algo se empieza». No creo que eso sea un buen consuelo. Las acciones que nos conducirán por los próximos años a concretar un proyecto de país no serán suficientes si este despertar fue lo más fuerte que ha pasado en mucho tiempo. No me gusta decirlo, pero tal vez Guatemala no es viable.
El sistema económico hará crecer más la desigualdad, ese sistema mercantilista, oligopolista que queramos o no rige buena parte de la economía del país. Las represiones crecerán. Seguirán habiendo injusticia, sobornos, violencia y corrupción, incluso aumentarán y con todo eso, me duele aceptarlo, la plaza no volverá a llenarse.
Publicado originalmente en
revista EsQuisses
Guatemala, C.A.
Las elecciones nos dejaron a muchos con un mal sabor de boca. ¿Dónde estaban los miles que salieron a las calles a exigir cambios? ¿Por qué eso no se reflejó en los votos? ¿Qué significa que un comediante y una ex primera dama sean los candidatos que pasaron a segunda vuelta? Sin duda fue una buena noticia que a Baldizón no le tocara. De otro modo habría sido fatal. Tampoco me parece que las opciones restantes sean las más idóneas. «Por algo se empieza». No creo que eso sea un buen consuelo. Las acciones que nos conducirán por los próximos años a concretar un proyecto de país no serán suficientes si este despertar fue lo más fuerte que ha pasado en mucho tiempo. No me gusta decirlo, pero tal vez Guatemala no es viable.
El sistema económico hará crecer más la desigualdad, ese sistema mercantilista, oligopolista que queramos o no rige buena parte de la economía del país. Las represiones crecerán. Seguirán habiendo injusticia, sobornos, violencia y corrupción, incluso aumentarán y con todo eso, me duele aceptarlo, la plaza no volverá a llenarse.
Publicado originalmente en
revista EsQuisses
Guatemala, C.A.