Perdón por el retraso, perdón

Cuando desperté,
los encontré durmiendo a mi lado


Como no pocas veces, estoy sentado frente a la computadora diseñando cualquier nimiedad. De pronto pantallazo azul. ¡Qué mierda!, pienso. Soy un ogro furioso al que le acaban de majar los dedos con la puerta del carro. Perdí mi jueves y luego mi martes por otra serie de atrasos, el universo me estaba cobrando algo o quizá me estaba preparando para volver a ver a J sin quebrantarme un miércoles por la tarde, sin campanas ni aves, con lluvia sí, y algo de nervio inyectado a fuerza en mis manos que nunca pararon de temblar sosteniéndome la sombra del corazón que por ahí dejé. Siete días antes, sentado, esta vez frente a la televisión veo cómo un hombre introduce billetes en bombillos, se teletransporta y cambia tatuajes con solo mover los dedos. Me dan ganas de ser mago, aunque de la televisión siempre hay que desconfiar. Pero aun así no puedo evitar aludir aquella noche con la magia de Pancho, las risas de Isabel, el humo, el vino... definitivamente eso de la magia es un buen ingrediente en las fiestas, mucho mejor que la poesía quiero decir.

Hoy es domingo de ramos, según leo en Twitter. La gente religiosa desde hace varios días está en lo de cargar imágenes, abultar las procesiones y demás. El resto de paganos van a la costa a hacerse mierda junto con la playa. Los evangélicos se tomarán la semana para descansar, los pistudos irán al IRTRA (Instituto de recreación de los trabajadores, muy famoso por sus parques de diversiones calificados de «bien de agüevo»), los menos pistudos se quedarán en casa o irán a algún lugarcín «más bara». Pero hoy hablan de la pasión, muerte y resurrección con inusitada devoción. Manifiestan su fe con obras de teatro, oraciones larguísimas y sufridas, mensajes de reflexión como «despedidas» antes del asueto tan necesario a estas alturas de la neurosis. Es raro, aparentemente nadie cree o nadie sabe, sobre el evangelio de Judas. Allí se describe al «traidor» como el único a quién el cristo le revela su plan tres días antes de la pascua judía. Él entrega a Jesús a los sumos sacerdotes a cambio de un dinero, como siempre nos lo han contado pero el relato no incluye ninguna mención de la crucifixión o de la resurrección. El texto según expertos, formaba parte del canon bíblico pero no fue aprobado por la iglesia primitiva porque se escribió 100 años después de la muerte de Jesús y no por contemporáneos. Sin embargo muchos de los libros del nuevo testamento tampoco cumplen con ese criterio. La cristiandad decidió eliminar la historia de Judas de las «sagradas escrituras» que sin exagerar, están más retocadas que un instagram pasado después por photoshop. Imagínese usted, la semana santa entera se vendría abajo si ponen a Judas como todo lo contrario de lo que siempre se ha pensado...

Este día lo pasé preparando pizzas para mi familia, esto me hace sentir mejor que las oraciones en lengua angelical. El calor me provocó una jaqueca. Salgo, comienza a refrescar. El tiempo se abre paso en mi cabeza. Mientras intento ordenarlo, no consigo más que superpones frases a manera de titulares recortados. Todas las semanas son estrambóticas últimamente. De seguro nuestro hijos también se preguntarán ¿En dónde está la paz? La diferencia en ese tiempo será que la paz quizá sea conocida como una ausencia todavía más prolongada y efectiva. Llevo un pequeño incendio hacia mi boca y aspiro. Me encuentro con dios, es un niño de playera amarilla que atraviesa el parque. ¿Cuántas veces he sido yo ese niño? ¿Cuántas veces necesito treparme al viento y dejar pasar todo? porque enfrentar la rutina es darse duro contra el cemento de una acera nueva.

Como yo, hay varios en este parque; con el sol caen y con la tinta se quedan. Pero no más, aquí no irán el resto de dificultades (insignificantes en su mayoría) que aún no les cuento, para eso están las pláticas que por estos días son las necesarias. La verdad, nada significan esas nonadas comparadas con ver morir a tus queridos de las formas más creativas, mojar el pan en rabia y esperar el fin con un cuchillo del otro lado de la mirada.

Me siento afortunado, es buen síntoma sentirse pequeño y alegrarse con las cosas que no pueden venderse, como el tiempo que se usa para reírse sólo porque sí. En definitiva, en esta época hay más luz de noche, hay más luz saliendo de las casas que del cielo.

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