A las patadas voladoras les salieron alas, no volvieron a aterrizar
Hoy desperté a las 4:30 am con disentería amebiana. Fue molesto, quise gritar y maldecir, pero me contuve, no es buena idea despertar a la familia a esas horas sabiendo que es día entre semana. Así que decidí liberar la presión de mi intestino y pedirle a mi padre algunas tabletas de Tinidazol para tratarme el jodido padecimiento parasitario. Un par de horas más tarde estaba vomitando y sintiendo algunos retortijones, pero es normal; a ésta hora (10:27 am) me siento mucho mejor, con ánimos de ir a la función del Cine Cadore ésta tarde, no quería perdérmela y una amebiasis no iba a impedírmelo, de eso estaba seguro desde el lunes.
Últimamente he aprendido a sobrellevar mejor los baches de la carretera vivencial, y como les conté previamente, el bache más grande del año fue haberme roto la pierna un mes antes de iniciar mi EPS, aunado a ello el dolor y el montón de tareas que nos dejan y demás situaciones sentimentales/familiares/intelectuales; confieso que me deprimí los primeros meses, creo que hasta hice enojar a mis amigos porque dejé de comunicarme con ellos, pero no me sentía bien, no me sentía bien con el mundo, ni conmigo mismo. Verme o imaginarme, tirado en una silla, en una cama, por horas y horas, viendo cómo se fermenta el universo mientras el dolor más infame me taladraba el peroné partido en dos (igual que mi corazón metafórico) me quitaba, eso que muchos llaman, “las ganas de vivir”.
Pero a pesar de todo ello, me recuperé, en el fondo sabía que de una u otra manera volvería a caminar, volvería a salir con mis amigos, amigas y con la chica que me gusta. Que volvería con las ganas recargadas en nuevo empaque. Fue genial regresar de ese letargo, comencé entonces, a comprender (de verdad comprender bien) que la vida siempre tendrá altibajos, unos mas hondos y otros más altos, pero que depende de uno saltarlos o escalarlos o sobrevolarlos con un helicóptero. También ayuda la gente que te rodea, reconozco que sin mi familia, (sí, mi familia, de la que muchas veces me he quejado), no me habría sido tan fácil reponerme de la lesión. También mis amig@s (los puristas de la ortografía no se alarmen) fueron importantísimos para mí. De veras creo, y lo he dicho muchas veces (ojalá no les aburra) que por lo buena onda que Judith se portó conmigo, siento que ahora es una persona más importante de lo solía ser para mí.
Del 2011 se ha pasado ya la mitad; reflexiono sobre lo ocurrido, sé que los meses o semanas o años son meramente una representación que nos ayuda a medir el tiempo, pero funcionan como las bollas en el mar, nos dan pautas, puntos de referencia para comparar, reflexionar, divagar... y creo que en éstos seis meses y tantito más, he crecido como persona mucho más de lo que lo había hecho en mis 22 años anteriores. Conocer gente nueva, como la gente de Metáfora, los poetas invitados al FIP, conocer a Vania Vargas, Julio Serrano, conocer a los hermanos Tobias, me han convencido de que para darle vuelta a la tortilla no hace falta más que trabajo duro y perseverancia, por más pegada que esté al comal, finalmente dará vuelta y seguirá cociéndose.
Ahora puedo decir que disfruto los días, las horas y el tiempo no medible. Que a veces me quejo; sí, me quejo, y es válido, todos nos quejamos, todos debemos expresarnos, si sentís rabia o alegría pues escribílo o dibujálo o pintálo o salí y hacé piruetas como Ale Tobías, un bróder que me ha enseñado más que muchos licenciados de la universidad; aún con lo poco que tengo de conocerlo es un tipo al que vas asimilando capítulo a capítulo como un buen libro, yo diría que con gente así sí me junto muchá.
Sé que aún falta camino por recorrer, se vienen nuevos retos para lo que queda de éste 2011 (y para lo que sobre también), sin embargo, tengo más ganas de mirarlos a la cara y darles una bofetada ¡oh yeah! Una bofetada a la tesis y al decano jajaja Pero bueno, mejor al suave... Acepto que a veces he pensado en mis “logros” como minúsculos, vaya equivocación, la onda es ponerse a pensar que si lograste algo en dos meses, ahora probá hacerlo en un mes y mejor, superar el montículo que vos mismo edificaste y, como me dijo alguien por allí, no importa si mirás el vaso medio lleno o medio vacío, técnicamente está lleno porque tiene 50% aire y 50% agua, dos partes con distinto potencial pero son potencial al fin de cuentas. Saben, no pretendo escribir un texto de autoayuda, para eso están los libros pajeros y sobrevalorados en los estantes de Walmart. La onda es, encontrarle el sentido hedonista a la vida (o sea, disfrutá la vida pues; bailá cumbia, bailá salsa, mosheá, hacé piruetas), pisá el acelerador a fondo, y sé vos mismo luchando por lo que más querrás aunque el mundo te haga trompas vos dale.